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¡Hola, Ramón!
Aquí están las ocho palabras que escogimos de “Los merengues” de Julio Ramón Ribeyro:
1. Mostrador
2. Vidriera
3. Desmantelar
4. Súbitamente
5. Despejar
6. Dependiente
7. Colmillos
8. Percatarse
Sigue el cuento que escribimos:
"Yo estaba desmantelando el mostrador y la vidriera de la tienda cuando súbitamente el dependiente se percató de mí. Se me acercó enojado, mostrando los colmillos.
–¡Párate!– dijo.
–Yo sólo estaba despejando el mostrador para ayudarle– yo balbuceé."
Keatha.
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Muchas gracias por mandarme las ocho palabras que escogieron del cuento "Los merengues". Ahora yo los invito a que se diviertan y las encuentren en el crucigrama que creé. De igual forma los felicito por la historia que me mandaron. No hay ningún error... ¡¡¡FELICIDADES!!!
Ramón.
Aquí están las ocho palabras que escogimos de “Los merengues” de Julio Ramón Ribeyro:
1. Mostrador
2. Vidriera
3. Desmantelar
4. Súbitamente
5. Despejar
6. Dependiente
7. Colmillos
8. Percatarse
Sigue el cuento que escribimos:
"Yo estaba desmantelando el mostrador y la vidriera de la tienda cuando súbitamente el dependiente se percató de mí. Se me acercó enojado, mostrando los colmillos.
–¡Párate!– dijo.
–Yo sólo estaba despejando el mostrador para ayudarle– yo balbuceé."
Keatha.
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¡Saludos a todos!
Muchas gracias por mandarme las ocho palabras que escogieron del cuento "Los merengues". Ahora yo los invito a que se diviertan y las encuentren en el crucigrama que creé. De igual forma los felicito por la historia que me mandaron. No hay ningún error... ¡¡¡FELICIDADES!!!
Ramón.
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Germán trabajaba como dependiente en una tienda muy grande donde hacía muchos quehaceres, desde entregar pedidos a las casas de los clientes hasta arreglar las vidrieras. La mayoría de su tiempo pasaba vendiendo una gran variedad de mercancía, llenando y vaciando los mostradores de tela, zapatos, bolas de billar, camisetas, disfraces para niños y adultos, dulces y todo tipo de baratijas. También se vendía en la tienda muebles y aparatos para la cocina y la oficina. Hasta había una lonchería donde los clientes y empleados podían conseguir un rico almuerzo.
ReplyDeleteUna noche a la hora de cerrar todavía había que desmantelar una vidriera, así que Germán se quedó solo en la tienda. Estaba trabajando rápido porque quería terminar su trabajo e irse a casa. Pero súbitamente se percató de un sonido extraño, como un creciente aullar que le parecía estar acercando. ¿Serían animales o quizás el viento?
Miró por la vidriera y entendió que no era el viento sino una jauría de caninos que, por alguna razón, se había decidido a quedar en frente de la única salida ahora disponible para Germán (ya que en las otras puertas se habían armado las alarmas de seguridad.) No estaba seguro si se trataba de perros callejeros o lobos dispersados de su habitat por la explotación forestal de los bosques cercanos. Pero vio que tenían unos colmillos amenazantes. Azorado, Germán trataba de pensar en cómo hacer que despejaran estas fieras para poder llegar a su casa, su familia y su cena.
Pensó “Aquí en la tienda hay bolas de billar que podría tirarles. Hay disfraces de varios animales; me podría disfrazar de lobo más grande para espantarlos. A ver -- también hay comida: pan, carne, papas, manzanas. Podría echarles un montón de comida y escaparme mientras comieran.
Por fin el hábil dependiente, no eligió ninguno de estos planes. Prefirió servirse su cena allá mismo, en la lonchería de la tienda. Después durmió cómodo en una cama de muestra del departamento de muebles. En la mañana para cuando llegaron sus compañeros, los caninos se habían ido.