Estoy muy contento por este hecho ya que el proceso creativo es muy importante en la mente de los niños. Es importante fomentar la imaginación en los niños para crear hombres creativos con sensibilidad artística. Si además de esto contamos que la abuelita aprendió estas palabras en español, después de leer a un autor hispanoamericano, podemos entender que además les está transmitiendo su gusto por aprender el español y por aprender la cultura de los pueblos que lo hablan. Esta transmisión lingüística, artística y cultural, al ser fomentada desde temprana edad, puede influir en los gustos lingüísticos, artísticos y culturales de los pequeños; creando adultos con una visión más amplia de la vida y fortaleciendo su comprensión y respeto a la diversidad cultural.
Por ello, y como agradecimiento a ella y a quienes ya considero como mis pequeños alumnos, le pedí que arreglara el texto una vez que le mandé mis correcciones y que me hiciera favor de traducirlo al inglés para que sus nietos puedan leer la historia que, con la guía de la abuelita, crearon en grupo.
Los dejo para que disfruten la historia que escribieron los primeros alumnos que le han dado vida propia a ¡Y qué me cuentas!
Las ocho palabras fueron:
1. Corazonadas
2. Sestear
3. Tartamudear
4. ¡Bah!
5. Mueble
6. Sosiégate
7. Pudor
8. Mozo
Un día mis nietos y yo entramos en una tienda grande. –¡Vamos a ver los Legos!– dijo Christopher con entusiasmo. –Sí, ¡me encanta los Legos!– dijo Amber.
Antes de llegar a los Legos, Amber, el menor, me tocó el brazo con pudor. –Abuelita– susurró –Mira los animales de peluche ¿Podemos parar para mirarlos también, por favor?
–¡Bah!– dijo Christopher. –¡No me interesan en absoluto!
Sin embargo, nos detuvimos para que Amber pudiera mirar a los animalitos. Nos estábamos divirtiendo (Amber y yo) cuando de repente nos dimos cuenta de que Christopher no estaba con nosotros.
Asustada, y con Amber en la mano, corrí por la tienda, preguntando a todos si habían visto a un mozo rubio de diez años. En fin un viejo se me acercó y tartamudeó, –S-s-sosiéguese, s-s- señora, y v-v-venga c-c-conmigo. T-t-tengo una c-c-corazonada.– Él me llevó al departamento de muebles. Allí, en una de las camas, Christopher estaba sesteando.
Aliviada, desperté a Christopher y le pregunté lo qué estaba haciendo. –Yo estaba aburrido, Abuelita–respondió.
Niños - ¡nunca se sabe lo que van a hacer a continuación!
Y ahora aquí está la versión en Inglés:
One day my grandchildren and I went into a department store.
“Let’s go see the Legos,” said Christopher excitedly.
“Yes, I love Legos!” said Amber.
Before getting to the Legos, Amber, the youngest, touched me on the arm modestly. “Grandma,”she whispered, “Look at the stuffed animals. Can we stop to look at them, too, please?”
“Bah!” said Christopher. “Those don’t interest me at all.
Nevertheless, we stopped so that Amber could look at the animals. We were having a good time (Amber and I) when we suddenly realized that Christopher wasn’t with us.
Frightened, and with Amber In hand, I ran through the store asking everyone if they had seen a blond ten-year-old kid.
At last an old man came up to me and stammered, “C-c-calm down, Ma’am, and c-c-come with m-m-me. I h-h-h-have a hunch.”
He took me to the furniture department. There, on one of the beds, Christopher was taking a nap.
Relieved, I woke Christopher up and asked him what he was doing.
“I was bored, Grandma,” he answered.
Kids! You never know what they will do next!
Me interesa muchísimo el cuento de Carolina. Siendo abuela, yo se exactamente como ella se sintió cuando se desapareció su nieto. Cuando los abuelos tienen la responsibilidad por los nietos, creo que se preocupan más que se preocupaban con sus propios niños. Y es verdád, nunca se sabe que van a hacer; tienen una gran imaginación, y puedan moverse con la rapidez de un relámpago.
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