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Y…¿qué me cuentas?

crean una historia usando ocho palabras extraídas de un cuento previamente leído en clase.

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Tuesday, November 8, 2011

"La chinita" de Alba María Barreiro

La chinita

Ahora quien sabe cuanto tiempo me tendrán encerrada en el cuarto. Tendré que esperar que la señorita Isabel deje de llorar y se les pase el susto. ¿Para qué se me habrá ocurrido robarle el frasco de tinta roja y las tijeras y desparramar la tinta y hacerme la muerta?. Cuando sentí los pasos y que me andaban buscando me reía, un poco nerviosa es cierto, pero nunca creí que la señorita Isabel se quedara así. Abrió la puerta y cuando gritó, la miré y estaba blanca como un papel. Después se desmayó ¿Qué aspaviento! Y bueno, que se joroben. La que me da lástima es la señora mayor. Es muy vieja y no es tan mala como la señorita Isabel. La señorita Isabel es mala, mala. Ella fue la que me mandó buscar y fue la que me rapó la cabeza por los piojos cuando me trajeron. Me acuerdo muy bien. Pero buen susto se dio al otro día cuando me corté los pelos de las cejas. ¡Qué risa! Igual no me dejan andar por la calle. Dicen que tienen miedo de que me pase algo, pero yo creo que es para que les limpie la cocina y todo lo demás. No me mandaron a la escuela y eso que la promesa era criarme y mandarme a la escuela. La señorita Isabel no me enseña porque no quiere. Cuando me mandaron prestada a lo de doña Fermiana, por lo menos estaban los gurises y me divertía con ellos. Me parece que siento pasos...no...no vienen para acá. Deben andar buscando algún remedio para la señorita Isabel. Bueno, aunque doña Fermiana tampoco me mandara a la escuela, me gustaba más allá Me gustaba cuando Albita se disfrazaba con la colcha y bailaba. ¡Qué lindo que baila Albita!. Pero también es diabla esa chiquilina. Me acuerdo la vez que se me encocoró y anduvimos a los manotones y la encerré en el sótano y gritaba y yo me reía de ella y disparó para la puerta que daba al patio del fondo y como nadie la podía oír y yo le hacía burla por detrás del vidrio, ella empezó a mirarme fijo hasta que le salieron brasas de los ojos y rompió el vidrio con la mano y se cortó toda. Un lío y un susto…¡ay! La madre vino corriendo, le envolvió el brazo con lo primero que encontró y salió para la calle. Horas esperando que volvieran. Por suerte la mano no le quedó torcida, pero estuvo como un mes sin ir a la escuela. Y doña Fermiana....dale, todos los días...”china desagradecida, te sacaron de entre las chircas para hacerte gente y mirá cómo pagás”....pero yo la quiero a Albita porque me hace acordar a mi hermana más chica y disfruto cuando doña Fermiana y la señorita Isabel rezongan con ella porque anda saltando por las azoteas en vez de estar jugando a las muñecas como todas las niñas, aunque yo con mis nueve años que dicen que tengo nunca jugué. Ahora cuando me saquen del cuarto quien sabe lo que va a pasar. Para Paso del Barro no me van a mandar, porque mi madre ya se debe haber muerto, digo yo... Si supiera donde está mi hermana, la que vino primero.¡Pobre María! Esta desgraciada de la señora Isabel me dice que anda por Buenos Aires, con un vestido negro, bailando con cualquiera. Estoy segura que es mentira porque ella es gorda y las que salen en las revistas son flacas. Ella me dice eso para que me de vergüenza y queda malísima cuando le contesto que no me importa y que yo la quiero igual. Lo mejor sería que me mandaran otra vez para lo de doña Fermiana. A lo mejor aprendo a leer con los chiquilines. Albertito y Carlos no quieren saber de nada con enseñarme, pero Albita estoy segura que me enseña, porque a ella le gusta que yo le haga cuentos de lobizones y de todo lo de allá. Cuando viene a visitar a la abuela yo me quedo contenta porque se escapa para mi cuarto y saca de los bolsillos algún regalito como la pulserita con un corazoncito colorado... ¡Otra vez andan a las corridas en el piso de arriba!...¿no terminarán más? Le mostré a Albita como aprendí a remendarme las bombachas y nos reímos mucho de la tía Isabel y de que nunca se va a casar aunque sea maestra porque la señora mayor le corre los novios. Si la vuelvo a ver...ay si, Dios quiera, le voy a contar lo que me pasa con el cuadro. No se si me voy a animar. Tengo miedo de que le cuente a alguien, pero le voy a hacer prometer que no lo va a contar. Es horrible, me da miedo pensarlo y miro el marco dorado y los colores y el Jesús tan lindo y ...pobre...con un corazón que le sale fuego y con espinas alrededor! Y le vuelvo a mirar la cara tan linda y ya estoy pensando cómo será el culo de Jesús. Esto Dios no me lo va a perdonar, estoy segura.¡Cómo tardan en venir a sacarme de la penitencia.! ¿Habrán llamado a un médico?.....Ya estoy aburrida de pensar y ...además voy a tener que lavar toda esta ropa y la sábana y la funda.....¿saldrá fácil la tinta? Y bueno...si no me mandan otra vez con doña Fermiana, capaz que me mandan para afuera y me quedo en lo de doña Hilda, pero doña Hilda ya tiene otra para criar. Aunque sería más lindo volver al rancho de mi madre y levantarme tarde y andar buscando leña cerca del monte o ir con mi madre a lavar al río...Debe hacer más de una hora que me encerraron...Ya ni me acuerdo cuántos hermanos éramos... a ver...Margarita, Amelia, el Tito... me parece que tengo ganas de llorar. Ahora si creo que viene alguien para acá...¡Qué Dios no me castigue por lo del cuadro!

Alba María Barreiro
Uruguay

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