Para leer el cuento de este ejercicio haga clic aquí.
¡Saludos!Estoy muy contento porque el día de hoy tuvimos la primera clase de ¡Y qué me cuentas! en Cambridige, MA. El grupo se conformó con ocho estudiantes angloparlantes con profesiones distintas. Es un grupo muy activo e interesado en el aprendizaje del idioma español lo cual ayuda a que la clase fluya y sea entretenida. Como primer clase había decidido que leyéramos "El amor que yo quería contar" de Rogelio Guedea. Sin embargo, cambié de opinión y decidí que leyéramos "La casa en Mango Street". A pesar de que soy muy estricto en que mis alumnos lean historias escritas originalmente en español, decidí hacer una excepción debido a que Sandra Cisneros es una escritora chicana que retrata muy bien el sentir, el pensar y el actuar del hispano que vive en Estados Unidos, visto a través de una niña que pronto dejará de serlo. Además, la traducción de Elena Poniatowska, mexicana por adopción y francesa por nacimiento, capta con precisión la voz de la narradora, la voz de Sandra, y desvela su propia voz de escritora en una narración que atrapa a sus lectores.
Al término de la discusión de "La casa en Mango Street"- y como ya es costumbre en mi curso- los estudiantes eligieron sus ocho palabras para construir con ellas su propia historia.
Estas fueron las ocho palabras que eligieron:
1. Mudanzas
2. Escaleras
3. El techo
4. Banqueta
5. Agua
6. Apretado
7. Senalar
8. Robo
La historia que escribieron con ellas es la siguiente:
La mudanza constante es parte de mi vida. Hoy es un día tipico. Me estoy mudando a un departamento nuevo. Acarreo cosas muy pesadas por las escaleras apretadas. Mi hermano mayor vigila la puerta para que no haya robo de mis cosas. Me mudé porque el nuevo departamento tiene agua corriente y un techo completo. A pesar de este mejoramiento, el graffiti en la banqueta señala que no he llegado a un sitio perfecto. Ojala que un sitio perfecto venga un día.
Ahora espero que el grupo de ¡Y qué me cuentas! en Austin, TX se anime a leer "La casa de Mango Street" y comparta con nosotros su propia historia escrita con ocho palabras de su elección.
Y por supuesto, espero que mis alumnos en Cambridge suban sus ejercicios personales en el enlace que dice "comments".
¡Hasta la próxima!
Hola Ramón,
ReplyDeleteSoy profesora de inglés en el CCAE. Este semestre no puedo tomar tu clase, pero acabo de ver tu blog y es increíble. Me gustaría saber si vas a dar la clase otra vez en la primavera.
Muchas gracias y un saludo,
Jennifer
Sí, parece que daré la clase nuevamente. Comunícate conmigo por favor a mi correo electrónico para mayor información: rtquemecuentas@gmail.com
ReplyDeleteSaludos.
Ramón.
Erase una vez, hubo un nino con un talento impresionante para construir casitas en forma de diorama. En realidad, su afán for construirlas surgía del montón de cajas de zapatos abandonadas que sobraban en el basurero detrás de su departamento (al parecer, las chicas vicinas compraban tacones altos como el bebía agua); ademas le sobraba tiempo ahora que su tío, con quien siempre había jugado los fines de semana, fue despachado ya hace tres meses a una cárcel por el robo inepto de una fabrica de tijeras.
ReplyDeleteLas tijeras, meditaba el nino mientras pintaba amarillo el techo de carton de una split ranch estilo California, no hace falta para construir estas casitas suyas. Su equipo era sencillo -- una navaja para cortar las escaleritas de madera de balsa, el pegamento que encolaba las mueblitas de carton y fieltro, y unos pinceles de puas apretadas (importante para las escenas de television minúsculas que siempre dominaban los cuartos de las casitas).
No -- solo le restaba ahora encontrar una manera de crear no solo dioramas de los interiores privados y despoblados de sus casitas, de unas vidas privadas imaginadas y invisibles, sino del exterior - de la vida de la calle que rodea sus casitas de carton, una escena destilada de banquetas repletas de bicicletas caidas, rastros de juegos abandonados, vehiculos y camiones de mudanzas parados, todos sin dueno ni conductor. Su tio, en una carta que le penaba leer su mama, le habia pedido a el una diorama del exterior, como regalo, como esperanza...
Brooke,
ReplyDeleteMuchas gracias por tu ejercicio. Gracias a él hoy aprendí qué es un diorama. No sabía que así se les llamaba a este tipo de maquetas. Gracias por tu enseñanza.
Por otra parte, me di cuenta que te faltó poner acentos en algunas palabras. La próxima clase revisamos si no los pusiste porque no sabías dónde ponerlos, o porque no sabes cómo ponerlos en la computadora.
Te mando mis correcciones a tu ejercicio. Las verás entre paréntesis a lado de la palabra o frase que necesitaba ser corregida.
¡Gracias por participar!
Ramón.
Aquí está tu ejercicio:
Erase una vez, hubo un nino (niño) con un talento impresionante para construir casitas en forma de diorama. En realidad, su afán for (por) construirlas surgía del montón de cajas de zapatos abandonadas que sobraban en el basurero detrás de su departamento (al parecer, las chicas vicinas (las pequeñas vecinas) compraban tacones altos como el bebía agua); además (además) le sobraba tiempo ahora que su tío, con quien siempre había jugado los fines de semana, fue despachado ya hace tres meses a una cárcel por el robo inepto (“inepto” es un adjetivo utilizado para las personas. Quizá hubiera sido mejor usar otro adjetivo, como por ejemplo: improductivo), no de una fabrica de tijeras.
Las tijeras, meditaba el nino mientras pintaba (de) amarillo el techo de carton (cartón) de una split ranch estilo California, no hace(n) falta para construir estas casitas suyas. Su equipo era sencillo -- una navaja para cortar las escaleritas de madera de balsa, el pegamento que encolaba (el pegamento con que pegaba) las mueblitas de carton (los mueblecitos de cartón) y fieltro, y unos pinceles de puas (púas) apretadas(os) (importante para las escenas de televisión minúsculas (escenas minúsculas de televisión) que siempre dominaban los cuartos de las casitas).
No -- solo le restaba ahora encontrar una manera de crear no solo dioramas de los interiores privados y despoblados de sus casitas, de unas vidas privadas imaginadas y (e) invisibles, sino del exterior - de la vida de la calle que rodea sus casitas de carton, una escena destilada (no entendí que quisiste decir al usar la palabra “destilada”) de banquetas repletas de bicicletas caídas, rastros de juegos abandonados, vehículos y camiones de mudanzas parados, todos sin dueño (dueño) ni conductor. Su tio (tío), en una carta que le penaba (pensaba) leer su mama (mamá), le habia (había) pedido a el (él) una diorama del exterior, como regalo, como esperanza...
Bebí un sorbo de agua y di un vistazo por el telón a la muchedumbre. La música empezó—un ruido sordo con un ritmo que correspondió al latido de mi corazón. Uno de los asistentes ajustó mi falda apretada y me guio a mi sitio en la cola de modelos. Por fin, el director me señaló que fue mi turno. Aunque he practicado este preciso momento millones de veces, me agobiaron la intensidad de las luces brillantes, la música vigorizante y la multitud de personas aclamando a la exposición. Mientras pavoneaba hacia el fin de la pasarela, pensé en todo los que he hecho para lograr estar en este momento.
ReplyDeleteCuando era niña, mientras regresaba a casa de la escuela, imaginaba que la banqueta fuera una pasarela. Por el camino, había una tienda que vendía ropa de segunda mano diseñador. Me gustaría admirar la fábrica y el estilo de las prendas. Me enamoré con un vestido rojo de alta costura. Con vergüenza, lo robé para que podía hacer un ensayo con vestuario. Su forma lisa y elegante me llamó mucha la atención cuando la ponía. Cada noche me acosté pensando en pavonear la pasarela con esa prenda.
Mis padres dieron cuenta de mi pasión y decidieron mudarnos a Los Ángeles para que yo pudiera seguir mis sueños. Debajo del nuevo techo, subía la escalera a mi cuarto cada noche después capacitarme tanto que ni podía soñar más. Me quedaba dormido rapidísimo debido a la fatiga. Por fin, mis aspiraciones volvieron verdaderos. Y ahora, me encuentro sobre la pasarela, reflejando en el pasado y soñando con el porvenir.
Rachel,
DeleteMuy interesante historia.
Los sueños nos construyen. Muchas de las cosas que he soñado hacer en la vida las he podido realizar mientras que otras no. Sin embargo, creo que si no soñamos, nos estancamos, y aunque a veces no lo logremos, el camino para alcanzar nuestros sueños nos construye para afrontar futuros retos.
Copio nuevamente tu historia y verás mis correcciones en paréntesis.
Garcias por participar.
Ramón.
"Bebí un sorbo de agua y di un vistazo por el telón a la muchedumbre. La música empezó—un ruido sordo con un ritmo que correspondió al latido de mi corazón. Uno de los asistentes ajustó mi falda apretada y me guio (guió) a mi sitio en la cola de (las) modelos. Por fin, el director me señaló que fue (era) mi turno. Aunque he practicado este preciso momento millones de veces, me agobiaron (agobió) la intensidad de las luces brillantes, la música vigorizante y la multitud de personas aclamando a la exposición (no me quedó claro qué quisiste decir al usar la palabra “exposición”). Mientras (me) pavoneaba hacia el fin de la pasarela, pensé en todo los que he hecho para lograr estar en este momento.
Cuando era niña, mientras regresaba a casa de la escuela, imaginaba que la banqueta fuera (era) una pasarela. Por el camino, había una tienda que vendía ropa de segunda mano (de) diseñador. Me gustaría (gustaba) admirar la fábrica y el estilo de las prendas. Me enamoré con (cambio de preposición a “de”) un vestido rojo de alta costura. Con vergüenza, lo robé para que podía (quita "que podía") hacer un ensayo con vestuario. Su forma lisa y elegante me llamó mucha(o) la atención cuando la ponía. Cada noche me acosté pensando en pavonear(me en) la pasarela con esa prenda.
Mis padres (se) dieron cuenta de mi pasión y decidieron mudarnos a Los Ángeles para que yo pudiera seguir mis sueños. Debajo del nuevo techo, subía la escalera a mi cuarto cada noche después (de) capacitarme tanto que ni podía soñar más. Me quedaba dormido(a) rapidísimo debido a la fatiga. Por fin, mis aspiraciones (se) volvieron verdaderos(as). Y ahora, me encuentro sobre la pasarela, reflejando en el pasado y soñando con el porvenir."
De todas de las mudanzas había hecho en mi vida la que yo recuerdo más es el calle Orchard. Era la primer casa de mi esposo y mi. Era una casa vieja, vacio menos los muebles de la mujer quein morió en la casa. Ella era la dueña y había vivido en la casa sola por toda su vida, noventa años. Cuando entrabamos la casa por primeriva vez yo había pensado que era un robo porque el interior era un disastre. Había libros y roba por todo el piso y escaleras y el agua estaba goteando por el techo. Mi marido quería señalar que después de la remodelación que sería como nuevo. Pero en el momento mi imaginación estaba apretado. Corrí afuera a la banqueta y pensé "¿que hemos hecho?".
ReplyDeleteKim
DeleteMuy buena historia.
Debe ser un poco “tétrico” pensar que vas a vivir en una casa en la que hubo un cadáver. Afortunadamente no me ha tocado vivir en una casa así.
Aquí te copio tu ejercicio con mis comentarios en paréntesis.
"De todas de las mudanzas (que) había hecho en mi vida la que yo recuerdo más es el (la de la) calle Orchard. Era la primer casa de mi esposo y mi (mía). Era una casa vieja, vacio (vacía) menos los muebles de la mujer quein (quien) morió (murió) en la casa. Ella era la dueña y había vivido en la casa sola por toda su vida, noventa años. Cuando entrabamos (entramos en) la casa por primeriva (primera) vez yo había pensado que era (había habido) un robo porque el interior era un desastre (desastre). Había libros y roba (ropa) por todo el piso y (las) escaleras y el agua estaba goteando por el techo. Mi marido quería señalar que después de la remodelación que sería como nuevo (Mi marido dijo que después de la remodelación estaría como nueva) . Pero en el momento mi imaginación estaba apretado (no entendí por qué usaste la palabra “apretado”). Corrí afuera a la banqueta y pensé "¿que hemos hecho?".
Después de mi graduación de la universidad, mi amiga y yo nos mudamos a nuestro primer departamento. Cuando pisé la banqueta en frente del departamento la primera vez me sentí como que estaba entrando a “la edad adulta”. Así siempre pensaré de este departamento con cariño pero de una perspectiva imparcial el departamento era lejos de ser perfecto. Algunas personas dirían que era terrible. Necesitamos escalar tres pisos por las escaleras apretadas para llegar a la puerta. En el invierno habían muchas mañanas cuando nos despertamos al departamento muy frío sin agua caliente porque la calefacción no funcionó. El aspecto peor del departamento era nuestros compañeros de piso que nos robaron del reposo: los ratones. Cuando oí sus pisadas tenía miedo y no pude dormir. Pero a nosotros estas cosas solo eran inconveniencias. Teníamos un techo sobre nuestras cabezas y lo que era mas importante: independencia. Cuando mi amiga y yo hablamos del departamento ella señala que no podría vivir en el departamento hoy. Después de un poco más de mudanzas tenemos normas diferentes.
ReplyDeleteMeaghan,
DeleteBuena historia. Siempre es una aventura mudarse por primera vez. Yo recuerdo que la primera vez que viví solo fue una experiencia emocionante, pero al mismo tiempo preocupante pues es la primera vez que realmente te enfrentas a ti mismo y a tus miedos. Y como dices, es el momento en el que cobras conciencia de que ya eres un adulto.
Ahora comparto mis comentarios a tu escrito que encontrarás en parentesis.
Gracias por participar.
Ramón
“Después de mi graduación de la universidad, mi amiga y yo nos mudamos a nuestro primer departamento. Cuando pisé la banqueta en frente del departamento la primera vez me sentí como que estaba entrando a “la edad adulta”. Así siempre pensaré de este departamento con cariño pero de (desde) una perspectiva imparcial el departamento era (estaba) lejos de ser perfecto. Algunas personas dirían que era terrible. Necesitamos escalar tres pisos por las escaleras apretadas para llegar a la puerta. En el invierno habían muchas mañanas cuando nos despertamos (despertábamos) al (en el) departamento muy frío sin agua caliente porque la calefacción no funcionó(funcionaba). El aspecto peor del departamento era nuestros compañeros de piso que nos robaron del reposo: los ratones. Cuando oí (oía) sus pisadas tenía miedo y no pude (podía) dormir. Pero a(para) nosotros(as) estas cosas solo eran inconveniencias. Teníamos un techo sobre nuestras cabezas y lo que era mas(más) importante: independencia. Cuando mi amiga y yo hablamos del departamento ella señala que no podría vivir en el departamento hoy. Después de un poco más de mudanzas tenemos normas diferentes.”