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Cada semana leeremos un cuento o un poema de algún autor hispano.
Te invito a participar de la siguiente manera:
1. Escoge un cuento, poema, o ensayo de la lista de autores que aparece en la columna del lado derecho del blog. Para encontrar un ejemplo, haz clic aquí.
2. Después de leer el material elegido, crea una historia usando las ocho palabras que el grupo ¿Y... qué me cuentas? escogió en clase, o escoge otras ocho palabras de la lectura que quieras practicar. Para encontrar un ejemplo, haz clic aquí.
3. Sube tu historia usando el enlace de comentarios ("comments"). Lo encontrarás al final de cada lectura.
No temas cometer errores en tu historia. Yo estoy aquí para ayudarte. Tan pronto subas tu historia, yo te mandaré mis comentarios.
¿Estás listo? ¡ Adelante!

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Y…¿qué me cuentas?

Este video muestra el momento en el que los estudiantes de

Y…¿qué me cuentas?

crean una historia usando ocho palabras extraídas de un cuento previamente leído en clase.

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Y…¿qué me cuentas?

Recomendación al Gobierno de México por parte del Consejo Consultivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (CCIME) durante su XVII reunión ordinaria.

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Saturday, July 2, 2011

Ejercicio de Lectura y Escritura del cuento "Corazonada" de Mario Benedetti.

Para leer el cuento relacionado con este ejercicio, haga click aquí.

Comparto con ustedes el ejercicio de lectura y escritura que el grupo ¡Y qué me cuentas! realizó después de leer el cuento "Corazonada" de Mario Bendetti. Es importante señalar que este fue el último ejercicio que realizamos juntos en la Biblioteca Central "Faulk" de Austin, Texas pues dentro de unas semanas cambiaré de residencia a otra ciudad, de la que les hablaré cuando llegue a ella.
Haber tenido esta última clase fue muy emotivo para mí pues fue en este lugar en donde creé el concepto de esta clase, así como el blog. Por ello, este lugar siempre será muy importante para mí. Fueron muchas lecturas las que realizamos juntos por más de un año. Hay muchas anécdotas que sucedieron que me hicieron reír o preocuparme, como cuando entró un "homeless" y me empezó a insultar, sin siquiera conocerme. Lo bueno que saqué de ese episodio es haber tenido la experiencia de haber podido controlar la clase, evitar que mis alumnos se atemorizaran, y continuar la clase como si no hubiera sucedido nada. Por supuesto después de ese episodio, la biblioteca decidió poner a la vista de todos los números telefónicos de la administración, en caso de que sucediera nuevamente un incidente parecido. Buen aprendizaje para todos.
Lo que más extrañaré es a los alumnos. Se había logrado compactar un grupo muy interesante cuyo  interés por aprender español y literatura al mismo tiempo me motivaba todos los miércoles a llegar a la clase. Hubo días que llovió mucho y que pensaba que no iba a tener a  ningún alumno, y paradójicamente, era cuando más alumnos tenía. Keep Austin Weird!
En fin, este pasado miércoles 29 de junio fue la última clase presencial con ellos, pero eso no significa que será la última que podamos compartir, pues trataré de que sigamos la clase de vez en cuando, ya sea por webinar, o por algún recurso tecnológico que nos permita acercarnos virtualmente.
Bueno, pues después de este comentario, comparto ahora sí el ejercicio de "Corazonada". Por  supuesto pueden escuchar esta parte de la clase en el pencast al que pueden tener acceso al hacer clic aquí.

Las ocho palabras fueron:
1. Corazonadas
2. Sestear
3. Tartamudear
4. ¡Bah!
5. Mueble
6. Sosiégate
7. Pudor
8. Mozo

El ejercicio que escribieron es el siguiente:
Después de sestear me levanté con una corazonada. Me dije que solo había tenido una pesadilla pero no alcancé a sosegarme. De repente el mozo entró a mi habitación. 
- ¡Lo siento! tartamudeó mientras tropezaba con los muebles. Bajó la cabeza con mucho pudor.
- ¡Bah! - Le dije. No importa.
- El mozo dice: ¡Sí importa, hay un incendio!
Me di cuenta que esa era mi corazonada.

Ahora es el turno de ustedes. Creen una historia con estas ocho palabras y súbanla al blog en el link que dice "comments". yo les mandaré mis comentarios tan pronto la reciba.
¡Diviértanse!

5 comments:

  1. Viernes por la tarde estaba manejando desde Waco a Austin con mis nietos. Les dije las ocho palabras de nuestra última clase y, juntos, inventamos la siguiente aventura imaginaria:


    Un día entramos en una tienda grande. –¡Vamos a ver los Legos!– dijo Christopher con entusiasmo. –Sí, ¡me encanta los Legos!– dijo Amber.

    Antes de llegar a los Legos, Amber, el menor, me tocó el brazo con pudor. –Abuelita– susurró –Mira los animales de peluche ¿Podemos parar para mirarlos también, por favor?

    –¡Bah!– dijo Christopher. –¡No me interesan en absoluto!

    Sin embargo, nos detuvimos para que Amber pudiera mirar a los animalitos. Nos estábamos divirtiendo (Amber y yo) cuando de repente nos dimos cuenta de que Christopher no estaba con nosotros.

    Asustada, y con Amber en la mano, corrí por la tienda, preguntando a todos si habían visto a un mozo rubio de diez años. En fin un viejo me acercó y tartamudeó, –S-s-sosiéguese, s-s- señora, y v-v-venga c-c-conmigo. T-t-tengo una c-c-corazonada.– Él me llevó al departamento de muebles. Allí, en una de las camas, Christopher estaba sesteando.

    Aliviada, desperté a Christopher y le preguntó lo qué estaba haciendo. –Yo estaba aburrido, Abuelita–respondió.

    Niños - ¡nunca se sabe lo que van a hacer a continuación!

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  2. El mozo guardó los trastes y trapeó los muebles. Puso una camisa limpia y salió a la calle. Al cerrar con llave el portón del restaurante, pensó complacido que el dueño le iba dando cada vez más responsabilidad. Su sueldo se había aumentado tres veces en dos años y, ahora, trabajaba a menudo en la oficina y no sirviendo platos en el comedor. Claro que todavía estaba dispuesto a hacer cualquier trabajo en el restaurante, como esta noche, limpiando todo y cerrando el negocio para el día. Sabía que para tener éxito, uno tenía que ser confiable. No se podía sestear cuando había trabajo que hacer. Él era generalmente de carácter bastante pudoroso, pero ahora se sentía orgulloso de lo que estaba logrando.

    Pero en el momento que cerró la puerta tuvo una corazonada de que algo malo iba a pasar. Se presentó como una piedra pequeñísima en el engranaje de su vida. !Bah! –se dijo firmemente. – No creo en las corazonadas. Todo en la vida está determinado por el esfuerzo e inteligencia que uno le aplique. Así que siguió caminando hacia el famoso centro histórico de la ciudad, donde habían cantinas, cines y salones de baile para divertirse y reponerse de la larga jornada.

    Mientras caminaba, pasando el viejo catedral, oyó de repente un estrepitoso C-R-A-A-A-C! Justo a tiempo miró hacia arriba y vio un enorme piedra librarse del muro del celebrado edifício. Justo a tiempo dio un salto para atrás, con un alarido aterrorizado. Dentro de unos segundos un grupo de gente se acercó. Varias personas estaban gritando –¿Qué pasó? ¿Qué pasó? ¿Está bien?

    Temblando, el mozo tartamudeó –N-no sé. Pero
    p-por poco me a-p-plasta esa roca.

    Alguien del muchedumbre habló en una voz calmante –Todo está bien. Sosiégate, joven. Alejémosnos de aquí, que no nos caiga otra piedra.

    –No, no creo que eso vaya a pasar –contestó el joven, recobrando la calma. –Ya me confío en mis instintos y no tengo otra corazonada.

    ReplyDelete
  3. Carolyn,
    Muy buena historia! Que orgullo que la hayas trabajado con tus nietos. Fue una excelente idea involucrarlos en el proceso creativo. Ojalá y continúen este proceso creativo en un futuro. Estoy tan agradecido con este resultado que voy a subir tu ejercicio en uno de las publicaciones del blog para que todos la puedan ver. De hecho se me ocurre en este momento… ¿Crees que puedas escribir la traducción para subir ambas al blog? Así tus nietos podrán leer la historia. Dime qué opinas.
    Solo tuviste dos errores. Te los marco aquí para que los arregles y me mandes la historia limpia, y con la traducción, si es posible.

    Las correcciones aparecen en el último párrafo. De tu historia Te las marco:

    "En fin un viejo me acercó (1) y tartamudeó, –S-s-sosiéguese, s-s- señora, y v-v-venga c-c-conmigo. T-t-tengo una c-c-corazonada.– Él me llevó al departamento de muebles. Allí, en una de las camas, Christopher estaba sesteando.

    Aliviada, desperté a Christopher y le preguntó (2) lo qué estaba haciendo. –Yo estaba aburrido, Abuelita–respondió."

    Mis correcciones:
    (1) viejo me acercó - viejo se me acercó (verbo reflexivo)
    (2) preguntó - pregunté.
    Gracias por participar!

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  4. Keatha,
    Lo que sucedió en tu historia me recuerda lo que acaba de pasar en el Hotel W de esta ciudad. Afortunadamente, como en tu historia, el vidrio que cayó del hotel no hirió a nadie. En el caso de tu historia, la corazonada fue lo que salvó al personaje de haber terminado en el hospital. ¡Muy buena historia!
    Ahora releámosla y luego mis comentarios:

    “El mozo guardó los trastes y trapeó los mueble(1). Puso (2) una camisa limpia y salió a la calle. Al cerrar con llave el portón del restaurante, pensó complacido que el dueño le iba dando cada vez más responsabilidad. Su sueldo se había (3) aumentado tres veces en dos años y, ahora, trabajaba a menudo en la oficina y no sirviendo platos en el comedor. Claro que todavía estaba dispuesto a hacer cualquier trabajo en el restaurante, como esta noche, limpiando todo y cerrando el negocio para el día. Sabía que para tener éxito, uno tenía que ser confiable. No se podía sestear cuando había trabajo que hacer. Él era generalmente de carácter bastante pudoroso, pero ahora se sentía orgulloso de lo que estaba logrando.

    Pero en el momento que cerró la puerta tuvo una corazonada de que algo malo iba a pasar. Se presentó como una piedra pequeñísima en el engranaje de su vida. !Bah! –se dijo firmemente. – No creo en las corazonadas. Todo en la vida está determinado por el esfuerzo e inteligencia que uno le aplique. Así que siguió caminando hacia el famoso centro histórico de la ciudad, donde habían cantinas, cines y salones de baile para divertirse y reponerse de la larga jornada.

    Mientras caminaba, pasando el viejo catedral, (4) oyó de repente un estrepitoso C-R-A-A-A-C! Justo a tiempo miró hacia arriba y vio un (5) enorme piedra librarse del muro del celebrado edificio. Justo a tiempo dio un salto para atrás, con un alarido aterrorizado. Dentro de unos segundos un grupo de gente se acercó. Varias personas estaban gritando –¿Qué pasó? ¿Qué pasó? ¿Está bien?

    Temblando, el mozo tartamudeó –N-no sé. Pero p-por poco me a-p-plasta esa roca.

    Alguien del muchedumbre (6) habló en una voz calmante (7) –Todo está bien. Sosiégate, joven. Alejémosnos (8) de aquí, que no nos caiga otra piedra.

    –No, no creo que eso vaya a pasar –contestó el joven, recobrando la calma. –Ya me confío (9) en mis instintos y no tengo otra corazonada.”

    Mis comentarios:

    (1) “trapeó los muebles - trapear se utiliza para indicar que se limpia el piso (trapeó el piso). En el caso de los muebles, se usa “limpiar” o “despolvar”.
    (2) “puso”- “Se puso”
    (3) “sueldo se había”- “sueldo había”.
    (4) “el viejo catedral”- “la vieja catedral”
    (5) “un”- “una”.
    (6) “del”- “de la”
    (7) “en una voz calmante”- “con una voz calmada”
    (8) “Alejémosnos”- “Alejémonos”
    (9) “Ya me confío” – “Yo confío”
    ¡Gracias por participar!

    ReplyDelete
  5. He subido mi historia de nuevo, con las correcciones.


    Un día mis nietos y yo entramos en una tienda grande. –¡Vamos a ver los Legos!– dijo Christopher con entusiasmo. –Sí, ¡me encanta los Legos!– dijo Amber.

    Antes de llegar a los Legos, Amber, el menor, me tocó el brazo con pudor. –Abuelita– susurró –Mira los animales de peluche ¿Podemos parar para mirarlos también, por favor?

    –¡Bah!– dijo Christopher. –¡No me interesan en absoluto!

    Sin embargo, nos detuvimos para que Amber pudiera mirar a los animalitos. Nos estábamos divirtiendo (Amber y yo) cuando de repente nos dimos cuenta de que Christopher no estaba con nosotros.

    Asustada, y con Amber en la mano, corrí por la tienda, preguntando a todos si habían visto a un mozo rubio de diez años. En fin un viejo se me acercó y tartamudeó, –S-s-sosiéguese, s-s- señora, y v-v-venga c-c-conmigo. T-t-tengo una c-c-corazonada.– Él me llevó al departamento de muebles. Allí, en una de las camas, Christopher estaba sesteando.

    Aliviada, desperté a Christopher y le pregunté lo qué estaba haciendo. –Yo estaba aburrido, Abuelita–respondió.

    Niños - ¡nunca se sabe lo que van a hacer a continuación!


    Y ahora, desde que hicimos la historia en Inglés, aquí está la versión en Inglés:


    One day my grandchildren and I went into a department store.

    “Let’s go see the Legos,” said Christopher excitedly.

    “Yes, I love Legos!” said Amber.

    Before getting to the Legos, Amber, the youngest, touched me on the arm modestly. “Grandma,”she whispered, “Look at the stuffed animals. Can we stop to look at them, too, please?”

    “Bah!” said Christopher. “Those don’t interest me at all.

    Nevertheless, we stopped so that Amber could look at the animals. We were having a good time (Amber and I) when we suddenly realized that Christopher wasn’t with us.

    Frightened, and with Amber In hand, I ran through the store asking everyone if they had seen a blond ten-year-old kid.

    At last an old man came up to me and stammered, “C-c-calm down, Ma’am, and c-c-come with m-m-me. I h-h-h-have a hunch.”

    He took me to the furniture department. There, on one of the beds, Christopher was taking a nap.

    Relieved, I woke Christopher up and asked him what he was doing.

    “I was bored, Grandma,” he answered.

    Kids! You never know what they will do next!

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