Por Ramón Talavera Franco
06.11.10
En el habla coloquial nos expresamos de forma diferente de acuerdo a lo que queremos transmitir, y a quién deseamos transmitírselo. No le hablamos igual a nuestro padre, que a nuestro amigo. Para cada uno de ellos, sentimos la necesidad de usar un lenguaje diferente. A veces deformamos la sintaxis; otras deformamos las palabras. Muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta. Otras veces, sin saberlo. La discordancia, es una de estas deformaciones gramaticales en las que caemos a menudo para transmitir las emociones y los pensamientos que a veces, las palabras gramaticalmente ordenadas, no nos dejan transmitir.
Para explicarme mejor, voy a comenzar por deformar la regla de escritura. En lugar de comunicar mis ideas en tercera persona, las voy a comunicar en la segunda persona del singular: tú. De esta manera te voy a convertir a ti en mi interlocutor, y creo que voy a poder explicarte mejor mi idea.
Todo esto lo menciono porque quiero que sepas que si te encuentro en la calle, me va a dar tanto gusto verte que seguramente te voy a preguntar: ¿Cómo estamos? No, no me vayas a ver como si te estuviera haciendo una pregunta retórica, porque la pregunta sí tiene respuesta. La pregunta en realidad es ¿Cómo estás tú? Sin embargo, mi pregunta la deformo y me “meto en ella”. De esta manera, tu respuesta modificará mi estado de ánimo, o se hará similar a él, durante el tiempo que estemos juntos.
Al preguntarte ¿Cómo estamos?, me estoy acercando más a ti. Para ello, necesito modificar la conjugación del verbo “Estar”, a la primera persona del plural “estamos”. Como sabes, lo correcto debería ser usar el verbo en la segunda persona del singular: “estás”. Pero si lo utilizo, siento que te alejo, y que no comparto tus sentimientos. Todo es cuestión de demostrarte que me importas.
Por ello, para acercarme a ti, tengo que hacer una discordancia entre el sujeto, que eres tú, y el verbo utilizado en primera persona del plural: “estamos”. Gramaticalmente hablando, esto es incorrecto, pero en el habla coloquial, es aceptado.
Ya sé que ahora te preguntarás “¿discordancia en el sujeto?” No veo el sujeto en la pregunta “¿Cómo estamos?” ¿Dónde está el sujeto? Pues bien, aunque no lo veas escrito, o no lo escuches, el sujeto está implícito en la pregunta. Es lo que en gramática se llama sujeto tácito. Pero ¡ojo!, en este caso el sujeto tácito eres tú, no nosotros, y por eso el verbo debería estar conjugado en segunda persona del singular y no en primera persona del plural, como está formulada. Por eso es una discordancia.
Una vez aclarado el punto, no te confundas cuando te pregunte ¿Cómo estamos? No intentes decirme como estoy yo, pues eso tú no lo sabes. Basta con que me digas cómo estás tú, y la discordancia gramatical, no afectará entender la pregunta.
¡Y qué me cuentas!
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