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Hola Ramón,
Nos gustó el cuento de Aroldo Pescado y tuvimos una conversación interesante. Las 8 palabras que escogimos son:
1) Arco iris
2) Colocar
3) Oscuridad
4) Quejumbroso
5) Legendaria
6) Trabajar
7) Hortalizas
8) Lloraba (llorar)
Aquí está el cuento que hicimos juntos:
"Después de una tormenta con vientos quejumbrosos, se desapareció la oscuridad y apareció el arco iris. No fue un arco iris cualquiera, fue legendario con doble arco. La gente creyó que fue un buen agüero para las hortalizas.
La gente se colocó en la iglesia para dar gracias a Dios por recompensar su trabajo. Todos empezaron a llorar de felicidad. "
Keatha.
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¡Excelente trabajo!
No tengo nada que corregir. Ahora los que quieran suban su ejercicio personal para que yo les mande mis comentarios!
¡Saludos!
Ramón Talavera
Cómo cambia la vida
ReplyDeleteSantiago era cultivador legendario. La variedad de hortalizas en su huerta era amplia y la calidad era excepcional. Trabajó duro toda la semana para que pudiera tener la mejor selección posible de verduras el sábado. Se enorgullecía de sus productos. Eligió las verduras de todos los colores del arco iris y las colocó cuidadosamente sobre la mesa.
Santiago tenía la esperanza de transmitir su amor por la tierra a sus hijos, pero no fue así. A sus hijos les gustaba estar afuera, pero no a trabajar. Su hijo mayor, José, solía esconderse en la oscuridad para que no tendría que ayudar en los campos. Todo lo que quería hacer era jugar al fútbol. Su hijo menor, Gustavo, fue un niño quejumbroso. Sólo quería montar su caballo . A su hija, Yolanda, no le gustaba el aire libre. Ella quería ser actriz, y siempre lloraba con el fin de convencer a su padre a darle lo que ella quería.
¿Qué iba a hacer Santiago? No tenía a nadie a quien podía pasar su amor por el cultivo de hortalizas.
Me llamo Adelberta y tengo 16 años. Hace un poco más de ocho meses experimenté mi primer amanecer. Ahora me levanto temprano cada día y me coloco en el punto más alto del paisaje para observar crecer pausadamente la luz del día. Todavía me emociono al ver tanta belleza. Pero siempre en medio de mi ensueño mi mamá me interrumpe. ¡Vamos, Adela! – dice. – Hoy tenemos que trabajar en el cultivo de las hortalizas. ¡Pongámonos al día!
ReplyDeleteSube un resentimiento dentro de mí. ¡Al día! – digo para mi misma. ¿Y si apenas estoy aprendiendo qué es un día? Pero no quiero ser hija quejumbrosa, así que no digo nada en voz alta. Me apuro para recoger unas herramientas del cobertizo y todos empezamos a labrar la tierra. Estoy esperando que llueva porque quiero ir a mi recámara y pasar unas horas frente a mi computadora. Quiero hablar con mi novio “virtual“. Me preocupo por él y por todos los demás que todavía están viviendo en la Tierra. Dicen que ahora no cae mucha lluvia allá y que aunque todo el mundo está cooperando y ayudando al prójimo, la vida es dura para ellos.
Mi vida tampoco ha sido fácil. Nací en el frío y la oscuridad del espacio durante un viaje ya legendario que emprendió mi papá para hacer unos estudios científicos. Como muchos de los pioneros terrestres, viajó con toda su familia. Crecí en ese enorme nave espacial, viendo los planetas con sus montañas, mares y árboles solo en la pantalla de mi computadora. Conocí a Ignacio por la “red universal“ y nos enamoramos platicando por horas frente a nuestras computadoras. Él me hablaba de los hermosos amaneceres que veía más o menos cada 24 horas. Me enseñaba muchas fotos, pero nunca entendí la palabra “amanecer“. Hasta hoy la palabra suena extraña en mi mente, después de tanto tiempo en el espacio, sin amaneceres ni crepúsculos.
Pero desde que llegamos a nuestra planeta en el sistema de Alfa Centauri, he visto unos fantásticos salidas de soles. Digo “soles“ porque aquí hay dos. Uno sale de lo que decimos el este con colores morados y rosados, echando haces de luz multicolores desde detrás de unas colinas en silueta. Veinte minutos más tarde en el noreste, sale el otro sol, más pequeño, echando sus rayos amarillos y anaranjados. Y a veces en los días húmedos aparecen en el cielo entre los dos soles docenas de arcos írises preciosos, que centellean y bailan en el aire. Ignacio dice que realmente quisiera ver eso. A mí me hace llorar cuando pienso que nunca habrá una reunión presencial entre nosotros. El viaje lleva casi 18 años, siquiera a velocidad de torcer-espacio. Si él pudiera salir hoy rumbo a nuestro planeta, ya estaríamos viejos para cuando llegara.
Pero no puedo pensar más en eso. Solamente puedo seguir trabajando y estudiando – y madrugando cada día para ver las maravillosas salidas de soles.
Según una leyenda en Irlanda, hay una olla llena de oro colocado al fin del arco iris. Logicamente, Patrick Dugan no creyó la leyenda; era pura superstición. Sin embargo, la sangre y la curiosidad de sus antepasadoe corría por sus venas. Hace años, decidió viajar a Irlanda y buscar la olla y el oro. Preparó todo por su viaje, y un día lluvioso su avion aterrizó en Dublin. Patrick alquiló un coche, consiguió un buen mapa, y se fue a su hotel.
ReplyDeleteLa primera noche en la oscuridad no pudo descansar por sentir ansioso ver el arco iris y empezar su búsqueda. El día siguiente, Patrick vio un arco iris por la ventana de su habitación. ¡Qué suerte! Comió el desayuno rápidamente, y empezó a manejar su coche hacia el fin del arco iris. Le costó mucho trabajo encontrar el fin, y pasó horas perdidas sin ver nada. Por fin llegó.
Había olvidado los ''leprechauns'' que viven en el bosque y guardan la olla y el oro. Ellos son pequeños pero muy feroces hombrecitos. Están acostumbrados a ladrones tratando de robarles del oro. Los leprechauns causaron un viento quejumbroso y una hortaliza enredada para impedir el pasaje. Le gritaron amenazas a Patrick para asustarle. Dijeron que nunca, en un million de años, iba a conseguir el oro.
Patrick no vio ningún hombrecito, pero se sintió seguro que estuvieron allí. Triste y llorando, regresó al hotel; y el día siguiente, tomó su vuelo a los Estados Unidos. Se sintió tan desilusionado que decidió que no regresaría nunca a la tierra de sus abuelos. Cuando relató a sus amigos que le había pasado en Irlanda, no entendió porque todos se rieron.
Este es un cuento legendario de este pueblo pequenito.
ReplyDeleteUn verano, Toda la gente en pueblo estaba sufriendo el tiempo seco sin lluvia. Aunque ellos trabajaba duro, no se podían cultivar hortalizas.
“No hay nada que hacer.” ---dijo uno de ellos.
Todos se sentían muy bajos y no tenían energía para hacer algo. Ellos estaban desesperados y quejumbrosos de la vida.
Finalmente los aldeanos empezaron a cambiar sus actitudes hacia la situación difícil. Uno animó a otro a sentir mejor. Un día ellos hicieron un plan de tener una gran fiesta.
Dia de la fiesta, todos los aldeanos se juntaron. Ellos colocaron sus pertenencias en la mesa y empezaron a bailar como si los niños salten por diversión.
De repente se apareció la oscuridad en cielo y ¿sabes qué? Sin saber, estaba lloviendo mucho y mucho.
Fue los paisanos de cielo. Ellos vieron la fiesta que los aldeanos disfrutando. Después empezaron a llorar de felicidad.
En vez de tristeza, actitud positiva de aldeanos les hizo a llorar. ¡Que maravilla!